La zona de acampada que actualmente aún pueden ocupar los excursionistas y amantes de la naturaleza que acuden a la Font Roja tiene sus días contados si se construye un hotel en la Font Roja.
En efecto, si se lleva adelante el proyecto del Gobierno Municipal de Alcoi y de la Diputación de Alicante (los dos en poder del Partido Popular), de construir un hotel de tres plantas en el paraje de la Font Roja, toda la área que actualmente pueden ocupar las personas y los grupos que acampan de forma libre y gratuita será destinada a aparcamiento de vehículos.
La noticia se conoció definitivamente el pasado 22 de octubre en el acto de presentación del proyecto de establecimiento por parte de la Diputación de Alicante, que tuvo lugar en el salón de plenos del Ayuntamiento de Alcoy. Allí pudimos escuchar de boca de Fernando Modrego, gerente de la empresa Proaguas (de la Diputación) y antiguo consejero de Medio Ambiente, unas lamentables declaraciones en las que calificaba de "espacios no operativos" o de "área recreativa de poco uso "la zona donde está la actual zona de acampada, donde han podido plantar sus tiendas a lo largo de los años miles de personas.
Estas declaraciones demagógicas contrastan con la realidad, ya que la utilización de la zona de acampada es frecuente. Sin ir más lejos, el pasado fin de semana (días 21 y 22 de noviembre) la zona estaba llena de tiendas de campaña y de jóvenes entre siete y dieciséis años, que han podido pasar dos días en sus tiendas, en contacto directo con la naturaleza, sin provocar ningún impacto. Se trata de un servicio público, libre, regulado y gratuito.
Pues bien, este servicio se perderá si se construye el hotel y el Parque Natural de la Font Roja y Alcoy dejarán de tener la única zona de acampada con que se cuenta en la actualidad.
Sin duda, para algunos políticos todo vale, cuando lo que se trata es de poder justificar una auténtica cabezonería política como la de construir un hotel en el corazón del paraje de la Font Roja, explotando este bien público de incalculabe valor para un beneficio privado.
Si no lo impedimos, las primeras consecuencias ya las tenemos a la vista: la privatización de un espacio público y la extinción de un uso social y gratuito: la acampada.
